sábado, 3 de noviembre de 2012

la Comisión del Sur del Estado de Jalisco, Industrias Colectivas del Pueblo. en Copala, Jalisco.


3. La importancia de los apoyos institucionales en el nacimiento de actividades productivas.


Dentro del Programa de Desarrollo Rural (PIDER en 1973) se canalizaron fondos del gobierno federal y del Banco Mundial con el objetivo de reestructurar la economía campesina cubriendo tres áreas básicas: a) infraestructura física y económica; b) actividades productivas (agricultura, ganadería, minería, pesca, fruticultura y pequeña industria); y c) infraestructura social (principalmente capacitación técnica, salud, y vivienda).


El PIDER coordinó la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO) en aspectos relacionados con pequeños talleres de fabricación de telas y ropa en las que se ocupaban 400 campesinos (hombres y mujeres), además de algunas empacadoras de frutas y verduras en los estados de Chihuahua, el Estado de México, Nayarit y Aguascalientes; plantas pasteurizadoras en Coahuila y Jalisco y unos 20 talleres de costura que ocupaban a 600 trabajadores (Austin citado en Alcántara Ferrer, 1979: 9).

Otro planteamiento en este mismo renglón es el de la Comisión del Sur del Estado de Jalisco, formado a partir del año 1965, cuyo objetivo fue el apoyo a lo que se llamo “Industrias Colectivas del Pueblo”, de 45 municipios que en ese momento comprendía la región sur. Para 1974 iniciaron talleres en algunos municipios importantes como Tuxpan y Ciudad Guzmán, y lugares de menor extensión como Cópala, Tonila, San José de la Tinaja, entre otros, en los cuales se manufacturaron camisas, pantalones, zapatos, suéteres y algún tipo de alimentos de conserva, elaborados de manera doméstica (salchichas, piloncillo, panela y pan); en tanto que para fines de 1975 en el sur de Jalisco se tenían organizados 125 talleres con 1500 trabajadores-miembros produciendo 34 diferentes tipos de mercancías. A estas fechas las industrias integraban una red y contaban con el apoyo y el reconocimiento de 42 presidentes municipales (95% del total) (Alcántara Ferrer, 1979: 28-33).

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